Albert Einstein dijo unas cuantas perlas en su vida, para demostrar que era la mente más brillante del siglo XX. Bien, el martes tuve pruebas de que una de sus máximas era oh tan cierta, Señor... Y no, no me refiero a E=mc². Me refiero a esta:
“Hay dos cosas infinitas en esta mundo: el Universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro sobre el Universo”.
Querámoslo o no, la burocracia existe en el mundo por una razón, pues ayuda a mantener el orden de una forma u otra. Pero por amor a Cristo, eso no da excusa para agarrar el sentido común y golpearlo hasta matarlo.
Mi padre tenía su carro en el taller y tenía que llegar a la Universidad Metropolitana para corregir unos exámenes (mi padre es profesor de la escuela de Ingeniería de dicha casa de estudios). De modo que me toca llevarlo, con gusto. Para los que no lo sepan, yo vivo en la zona sureste de la ciudad, y la Unimet queda en el este, de modo que ya sin cola es un trayecto de más o menos media hora, quizá un poco menos, sin cola. Esto era a las 7:30 de la mañana, hora pico. Cuando llegamos a la universidad, eran las 8:20.
Hay una redoma por la cual me debo devolver para dejar a mi viejo. Y cuando me dispongo a hacerlo —está por la vía que usamos para llegar allá— un vigilante nos detiene y dice, en ese extraño español que usan los vigilantes venezolanos, que si queremos pasar “tiene que mojtrarme el calnecito”. Bien, mi papá lo muestra, no big deal. Lo dejo, y procedo a devolverme por donde entré. Y para mi gran sorpresa, el otro vigilante me dice que no puedo salir por ahí. Que me tengo que devolver por la muy empinada subida para salir por la OTRA salida.”Ej que eta salía ya no está cobrando a esta hora, señó, tiene que salí po la otra”, me dice. “’¡Pero si no estuve ni cinco minutos, no tengo que pagarte!”, le clamo desesperado. “Lo siento señó, se tiene que devolv{e, me discurpa”, dice. Me sigue diciendo alguna estupidez, pero mi irritación no me permite escucharlo. Me devuelvo, con mucho esfuerzo (¿han tratado de retroceder en una subida en un sincrónico?), atravieso la universidad de marras, salgo por la otra taquilla, y procedo a calarme un recorrido de treinta segundos en diez minutos por la cola para agarrar la vía que me interesa.
Llego a Plaza las Américas, un centro comercial al sureste de la ciudad (sí, está como a quince minutos de mi casa, sin cola. Pero tengan en cuenta, “sin cola” aplica sólo después de las 9:30 de la noche en la semana y los domingos en la mañana. Es decir, utopía). Tengo un par de diligencias que hacer en el correo y en un par de bancos. Plaza es un centro comercial único pues está dividido en dos partes: una vieja que ha estado casi sin cambiar desde los ’70, y una nueva construida en el estacionamiento de la vieja a mediados/finales de los ’90. Son las 9:45 am.
Entro al estacionamiento de la zona nueva, tercer nivel. Mis objetivos están en la zona vieja, planta baja. Paro el carro, al lado de la puerta. Cosa rarísima, ¡qué bueno! Claro, el hecho que la puerta a acceso al centro comercial esté cerrada, pues... Le pregunto a un tipo que anda por ahí parado que qué pasó, y me dijo que abrían a las 10. Pana, ¿y tienen que cerrarlo desde el estacionamiento también? Lo cumbre: mi vejiga comienza a pedirme atención.
Bueno tampoco hay rollo. Hay baños en la zona vieja, cuál es el r—
Coño, los están remodelando. SHEEEEET...
Haciendo el clásico baile del que está urgido, voy a donde están los vigilantes. Que tienen acordonada el área a la parte nueva, por cierto. Claro, si el centro comercial no abre a las 10, ¿para qué van a estar deambulando por ahí? Le pregunto al señor vigilante, ya que los baños en la zona vieja están cerrados por remodelación, y estos están cerrados por ahora, si pudiera decirme dónde hay otros baños en el gran centro comercial.
“Lo siento amigo, el único que funciona es el que está en el restaurant allá abajo”, me dice. (Sí, este hablaba el español “normal”.) Ah claro: iré al restaurant, no compraré nada, pero usaré el baño. El sueño de todo ciudadano. Sea pendejo, me aguanto como un hombre. Me voy a pagar el correo.
Pago. Son las diez. Ya no puedo pensar en otra cosa:
aycoñomememeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeoaycoñomemeo... aaaaaaaaah....
Bien, superada la emergencia, voy al banco. Quiero averiguar en cuánto me quedarían las cuotas si aplico un préstamo por política habitacional. Ey, tengo 37 años, no quiero vivir con los viejos toda la vida. Bien, espero mi turno.
“Buenos días señor”, le digo al ejecutivo con cara de obstinado. Sí, ya a las diez y pico de la mañana. “Quisiera averiguar requisitos para aplicar la ley de política habitacional”.
“Lo siento amigo”, me dice. Y ya con eso, pierdo mi fe en la humanidad. “Esos datos sólo se están dando en la sede principal”.
Este... ¿cómo?
“Perdón, pero, todavía para consignar los documentos, pero... ¿nada más para pedir la información tengo que ir a la sede principal (que queda en el centro de la ciudad)?”
“Sí señor”.
Respiro profundo. Coño de su madre. Respiro profundo otra vez. Este tipo no tiene la culpa. Respiro profundo una vez más. Y hablo. “¿No hay nada que me pueda decir ahora?”
Me dio la información generalizada —se da hasta un 70% del precio del inmueble, 30 años para pagar, esas cosas—, y me dijo que estaban revisando esa información, y que era por eso que no se daba la información en las sedes. Bue, ni modo.
Pana, es en estos casos en que yo me tengo que preguntar: ¿la burocracia se hizo para facilitarle la vida al público, o a los que trabajan en estos sitios? Mano, en efecto, a veces pareciera que la estupidez humana no tuviera límites.
LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! Chamo, es que a ti te pasa cada una.....
Servicio público en Venezuela = Cero.
Servicio al cliente = Cero.
Cuando lo atienden a uno es milagro. Y si te resuelven.....Chamo, préndale una vela al santoral entero y haga una raya en la pared porque eso no volverá a ocurrir sino en 20 años. Karma es que lo llaman.
Que gente tenemos lately.
Saludos,
Hola Juan Carlo te escribimos de camionetica.com, muchas gracias por tenernos en tu blog. Te escribimos por que nuestro RSS ha cambiado de dirección por eso aparece que no publicamos desde hace dos meses.
Gracias por el apoyo a la página
Jejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejejeje Y sale Mafalda mirando de reojo a su morrocoya "burocracia". Creeme que estoy totalmente de acuerdo contigo.
Saludos de guerrera!
En días así uno quisiera cambiarlo todo, mudarse de país, transformar a la gente y de verdad, infinitas veces, se pregunta porqué CDSM las vainas tienen que estar diseñadas para molestar y no para ayudar.