En mi carrera como periodista, hubo dos figuras mundiales que uno siempre trataba de admirar, tratando de modelar la carrera tras ellos. Uno era Rysard Kapucinsky, un reconocido reportero y escritor que prácticamente escribió el libro sobre periodismo integral y era un ejemplo a seguir en cuanto a su ética de trabajo, amén de haber educado a miles de jóvenes periodistas por la Fundación Nuevo Periodismo, creada por Gabriel García Márquez. Cuando el tío Kapu, como era cariñosamente llamado, murió en 2007, creo que sólo había un periodista con la misma clase de integridad, respeto y nobleza que él, aunque sin el reconocimiento mundial. Ayer, día de mi cumpleaños, a las 7:48 pm, hora de Nueva York, ese otro periodista murió a los 92 años: Walter Cronkite.
Quizá los venezolanos no lo conozcamos tan bien, pero Cronkite fue muchas veces llamado “el hombre más confiable de Estados Unidos”. Tal era su imagen de integridad periodística que fue el responsable del término “ancla” para describir al narrador de noticias principal en u noticiero de televisión (imaginen la versión menos politizada de Leopoldo Castillo en Venezuela), una posición que sostuvo frente al noticiero de la CBS durante 19 años. En esas casi dos décadas, Cronkite fue testigo –y muchas veces anunciante—de algunos de los más duros momentos en la historia: los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King, el arribo del hombre a la Luna, la guerra de Vietnam. Tal era su influencia y su credibilidad que, al transmitir escenas del combate diario en Vietnam durante el noticiero, y frente al creciente rechazo por parte de la población, el presidente Lyndon Johnson dijo: “Si he perdido a Walter Cronkite, he perdido a la clase media norteamericana”.
Ahora que Cronkite se ha despedido para siempre, creo que es un buen momento para que nosotros los comunicadores preguntarnos cuánto realmente se ha perdido la ética en nuestra profesión, o cuánto la situación nos ha obligado a ser más abrasivos ante las situaciones políticas del país. Cronkite , a pesar de su posición en contra de la guerra de Vietnam y contra las drogas, jamás perdió el respeto que le tenían incluso los políticos que él criticaba. Cierto, no somos nosotros los únicos que tenemos que poner de nuestra parte, pero, ¿cuándo realmente empezaremos a tratar de contribuir a voltear la tortilla de la intolerancia que hay en el país?
And that’s the way it is.
Les dejo algunos momentos de la carrera de este extraordinario hombre. Que en paz descanse.
Primero que nada cariño, FELIZ CUMPLEAÑOS! ayer ni me conecte ni nada, asi que hoy que regreso en medio de tanto corre corre, me tomo dos minutos y te mando toda mi energia y mis buenos deseos y de corazón, espero la hayas pasado super en tu cumple.
Y sobre la etica y el periodismo... no se que decirte, creo que eso ya no existe y desde hace mucho... pero no soy quien para criticar a nadie, solo se que me enorgullece que gente como tu sea la que me de las noticias.
Un besote.
El Mar.