El final de una era: Akira Yoshizawa, 1911-2005

El sacapiojo. El avioncito. El barquito. Un vaso. La rana saltarina. El paájaro volador. Seguro que uno escucha estos nombres y todos saben lo que son: juguetes que secrean por el doblado de una hoja de papel. Origami. Papiroflexia. Uno oye estos nombres y frunce el ceño, ya que probablemente no se sabe de lo que se está hablando. Y son uno y lo mismo. Todos los juguetes dichos al prinicipio son parte del arte japonés del plegado de papel llamado por los españoles papiroflexia y por los angloparlantes origami. Ambas palabras llevan en su significado la esencia del arte mismo: "doblar papel".

Este arte es muchas veces desechado y a veces incluso despreciado por muchos como juego de niños, por pensar que son los más pequeños quienes más disfrutan de esto. Dicho así, el origami no sería más que una manualidad más, como jugar con plastilina o hacer collage. Pero el origami es mucho más; es un verdadero arte como tanto que nos ha dado la tierra del Sol Naciente. No hay forma que el origami no ha reproducido en algún momento, ya sea de forma representativa o abstracta. Tomando como ejemplo la rana saltarina, ella en realidad sólo sugiere una ranaq; es posible hacer una rana con dedos, ojos y boca, puramente doblando, sin cortar ni pegar y usando un solo papel. Dragones de tres cabezas, un hombre a caballo, un baterista, una mariposa con sus cuatro alas, dos antenas y seis patas... todos pueden salir de un solo papel, usando sólo dobleces. El mundo del origami es tan vasto como la propia imaginación del doblador.

La gran parte de lo que se sabe hoy en día del origami se le debe a un extraordinario hombre que dedicó cincuenta años de su vida al estudio de este noble arte. Su nombre era Akira Yoshizawa, quien fue al encuentro con Buda el 14 de marzo de este año, el día que cumplió 94 años. Era un hombre bajito, pero estaba lleno de un espíritu humano gigantesco, una sensibilidad incomparable y un talento increíble para hacer que un papel comenzara a respirar sólo con unos pocos dobleces. Este talento fue utilizado para crear al menos 70.000 figuras originales, de las que sólo unas pocas centenas están diagramadas en algunos libros.

Últimamente está de moda en origami doblar usando papel de aluminio para mantener su forma y lograr verdaderas puntas y mayor realismo. Yoshizawa despreciaba el uso de aluminio. Él buscaba que sus modelos fueran absolutamente naturales, y por ello desarrolló la técnica de plegado al húmedo, lo que le permitía moldear sus modelos y darles permanencia. Pero no importa cuánta atención le dedicares a un modelo, el tiempo o los accidentes invariablemente le afectarían. Por eso, Yoshizawa desarrolló (ligeramente modificado por otro insigne origamista, Samuel Randlett, en los '60) un conjunto de símbolos y métodos de diagramación para que un modelo pudiese ser doblado y doblado una y otra vez, dejando un legado permanente de su talento.

Pero más que grandes técnicas, Akira Yoshizawa nos deja con la esperanza de que el origami es una forma de paz espiritual, que aceptemos que al doblar estamos creando vida, que no hay otra forma que nos podamos acercar más a Dios. Que el maestro descanse en paz, y como alguien me dijo una vez, gracias a Dios por haberlo tenido.

"Estoy convencido que el origami es el secreto para la paz mundial, porque cuando usamos nuestras manos para doblar no estamos pensando en la destrucción."

Akira Yoshizawa

Una muestra del talento de Akira Yoshizawa puede verse en esta página: http://origami.as/home.html


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