He sido un fiel católico toda mi vida, pero voy a tratar de hablar como un ciudadano más. Piensen en esto: ¿quién quiere tener la responsabilidad de esos cardenales? Sin ninguna campaña, sólo con la guía del Espíritu Santo, tienen que elegir a un Jefe de Estado, a un líder espiritual, a un emisario de Dios y a un mensajero de paz. Vamos a estar claros: George Bush será el lider de la nación más poderosa del mundo, con 300 millones de habitantes, y habrán casi 1.3 millardos de personas bajo el mando de Hu Jintao en China, pero sólo el Papa puede jactarse de ser el líder de un tercio de la población mundial. Los cristianos --y sobre todo los católicos-- vienen de varios países, orígenes y tendencias políticas. Y enorgullezcámonos de ser el continente donde vive la mayor cantidad de cristianos.
Es debido a a esta enorme cantidad de hermanos y hermanas que todos especulan que será alguien de este lado del mundo a quien coronarán nuevo sucesor de San Pedro. Hay tres lationamericanos que suenan insistentemente entre las predicciones para nuevo Papa: Claudio Hummes, arzobispo de Sao Paulo; Oscar Rodríguez, arzobispo de Tegucigalpa; y Darío Castrillón, de Medellín. En total, hay 20 cardenales que vienen de Latinoamérica, incluido nuestro José Castillo Lara (no partcipa en la votación por ser mayor de 70 años, pero es elegible).
Claro, comparemos esta cantidad con los 21 cardenales que hay... de Italia.
Si nos vamos a un ambiente exclusivamente laical, se puede afirmar que al haber más de la mitad de los cardenales electores son europeos, cabe pensar que el próximo Papa será de Europa. Eso caería muy bien en un continente que ha visto pasar de ser el continente más cristiano a si acaso el tercero. Su población se ha alejado del catolicismo, si bien sin abandonarlo, y se cree que un Papa europeo debe tratar de sembrarlo de nuevo.
Consideremos también al continente donde el catolicismo ha crecido más: África. Y hay un cardenal de ese continente que ha sido nombrado posible Papa desde hace muchos años: Francis Arinze, de Nigeria. Sería algo verdaderamente histórico que haya un Papa de color. Sería un excelente embajador contra el odio por las diferencias raciales.
Pero es muy difícil hablar del nuevo Papa con frialdad. Olvidemos cuestiones políticas: el nuevo Papa debe ser alguien que entienda muy bien la labor que tiene. La época de la Iglesia opulenta y manipuladora debe quedar en la Inquisición. El nuevo Papa debe poderhablarle a los más pobres, para darle esperanza, recordarles que Cristo dijo que de ellos es el Reino de los Cielos; y hablar a los ricos (estoy hablando de países), que vuelvan a creer, que olviden su superficialidad, que piensen en sus hermanos y vecinos más necesitados. Que pueda llegarle al mundo, tanto por sus palabras como por su presencia. Juan Pablo II fue llamado "el Papa peregrino", porque rara vez se quedó en la Santa Sede, muy contrario a los Papaas antes de él. En resumen, sea quien sea el nuevo Papa, debe ser a la vez un viajero incansable, un extraordinario diplomático, un consumado administrador, un experto maestro, un humilde servidor y, por sobre todo, un increíble ser humano. Recuerden su precedente.
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