Tremendo susto

La llamada del viernes fue para despertar de una u otra manera. Mi madre me llamó al celular y me dijo con voz entrecortada que mi papá y ella estaban yendo al urólogo, pues mi padre había orinado sangre. Imaginen mi reacción.

Hace cuatro años, a mi papá le detectaron un pequeño nódulo de células cancerígenas en la próstata. Era minúsculo, más pequeño que un grano de arroz, y estaba encapsulado, pero era cáncer. Se decidió atacarlo con radiaciones y medicamentos especiales. Un año después, el primer examen salió. Cero cáncer. Sin embargo, cada vez que toca esa nueva revisión los nervios vuelven, sin importar cuánta dieta, falta de estrés o rezos a Dios se hagan. Siempre tememos lo peor.


El último examen fue hace menos de dos semanas. Cero cáncer. Pero este nuevo susto nos confirma que esas radiaciones echaron mucha vaina.
Llegamos a La Floresta. Finalmente, el diagnóstico es que está bloqueado. Mañana lo operan para ensanchar la uretra y no tener un susto parecido. Gracias a Dios por las "pequeñas" cosas.

Pero esto me puso a pensar en mí. Claro, mi padre tiene varios kilómetros que recorrer antes que finalmente se apague su santa luz, pero ese día va a llegar. Y en este momento, nosotros no somos nada sin el viejo. No dependo de él ni remotamente cerca que hace menos de cinco años, pero ciertamente no estoy viviendo listo para irme de la casa en cualquier momento. De hecho, en lasociedad americana yo sería considerado una burla. Gracias a Dios por nuestra sociedad basada en la familia. Pero, ¿no es hora ya de que en, digamos, un año pueda cuidarme solo? ¿Pelar bola como un adulto y empezar mi propia familia? Creo que Juan tiene algo que pensar pronto. Mientras tanto, gracias a Dios que estás bien, viejo. Dios te bendiga.

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1 Response to Tremendo susto

  1. Anónimo says:

    Y còmo hacemos hermano asì nos tiene esta sociedad?!!!. Arrumados en nuestros tiempos màs productivos...
    Me alegro porque nada pasò, `por un susto parecido pasamos hace un mes...

    un abrazo