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Chacumbele

Como el legendario personaje, me he matado yo solito. Pero bueno... ni modo, lo hecho, hecho está. :) Debo felicitar a mis dos twitteras favoritas --Kikyta de Maracaibo y Najlita de Barquisimeto--- por haber desentrañado el equivalente de descubrir la verdadera identidad de "Jack el Destripador" en la blogósfera venezolana. Aunque estemos claros, ¡tampoco es que era tan feo!

Como ya sabrá todo el mundo y Raimundo en Twitter, desde hace un mes, por invitación de Zamuro, he estado invocando mi lado más oscuro en el blog de los LUCCAS como Rodjucocar --el Lipero Enmascarado.

La cosa iba muy divertida, hasta que ¡ups! dejé un comentario alabando a mi ahijadita querida --con mi seudónimo. Es como que Bruno Díaz firmara "Batman". Qué les puedo decir... supongo que nunca me lo tomé muy en serio desde el principio.

Acepté escribir en LUCCAS porque me pareció divertido escribir en algo que no comulgara con mi forma de ser. Me lo tomé 100% a guasa, me sentía como un cristiano escribiendo en un blog de musulmanes, o algo. Pero bueno, todo lo bueno debe terminar algún día.

Me queda la conciencia tranquila de que los que me conocen bien --y de seguro algunos que me medio conocen-- saben que soy lo menos machista del mundo. ¿Insensible, como dejó un comentario una amiga en uno de mis posts? Por Dios, ¡yo lloré en El Rey León! Si de verdad te ofendí, amiga comentarista, de verdad me disculpo --todo era en sana, sana joda, sin ganas de hacerle daño a nadie.

Si alguien se pregunta, "Rodjucocar" es mi nombre Jedi (gallo al fin). Las tres primeras letras de mi apellido, más las dos primeras de mi nombre, más las dos primeras letras del apelido de mi actor favorito (Sean Connery), más las tres primeras letras de mi ciudad (Caracas).

Otra cosa: ¿quiere decir que este es el fin de mi intervención en LUCCAS? Eso queda a la plana mayor lipera por decidir. ¡Vamos a ver!

UPDATE:
Por supuesto que este anuncio ha traído cola. No han faltado los mensajes de desilusión --como el de Irma-- pero más han sido los halagos. Y aún dentro de las quejas, veo que mi verdadera personalidad es la que reluce, y aparentemente poca gente entendió el chiste, y no se cree que yo de verdad sea un tipo gordo, pelúo, maloliente, medianamente culto y misógino.

Por lo visto sí soy buena gente. Pero mejor no me confío y sigo tratando de que me quieran mientras. :)

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Hay días en que hay que quedarse en la cama...

Una de las más extrañas paradojas en nuestra vida es esta: a todos nos gusta en mayor o medida el dinero, y en la misma proporción nos disgustan los bancos. Bueno, eso quizá es un eufemismo: hay quienes hacen lo imposible por no ir al banco, tanto que casi dejan que un cheque expire antes de cobrarlo con tal de no calarse la odisea de una cola, la desesperante monotonía de la campanita que suena mientras cambian los números, y no olvidemos que corres el riesgo de oír al amable o "amable" cajero decir: "Lo siento, señor, no hay línea..."

Lamentablemente, a menos que ustedes sean de los que tienen un colchón con extra seguridad o un cochinito muy fiel, eventualmente hay que ir al banco. Mientras no se pueda depositar un cheque por Internet, habrá al menos una cosa que tendrán que hacer en el banco. Y no, en el Federal también hay que hacer cola, ¡desengáñense!

Pues hoy fue algo digno de Lemony Snicket y su Serie de Eventos Desafortunados. Y todo giró en torno al bendito banco.

El banco más cercano está en un centro comercial (Unicentro el Marqués) como a veinte cuadras de mi actual trabajo. Como la falta de carné identificador me impide pararme en el estacionamiento del periódico, y la renta de 10.000 bolívares diarios es como mucha para mí, paré el carro frente a la casa de mi novia, que queda como a dos cuadras del Unicentro, de modo que me caminé las veinte cuadras. Llego al banco para abrir (me rehúso a usar la palabra "aperturar") mi cuenta nómina. Si no les doy el número mañana, será tarde para que me depositen el último, y me tendrán que pagar e cheque, que a su vez implica ¿qué cosa? Oh sí. Una ida al banco.

Llego al sitio de marras, y parece quincena. ¿Qué diablos hace tanta gente aquí? Bueno, de todos modos voy a abrir una cuenta, no debería haber mucha gente haciendo eso... Tomo mi número. 940. "Tiempo de espera aproximado: 29 a 40 minutos." Coñoooooo....

Bueno, a sentarme. Abro La Fiesta del Chivo, que lo he ido dejando por la tesis. A este paso lo terminaré en enero. Veo los números cambiar. Cuando veo que cambia de 932 a 933, sé que ya me toca. Camino, y veo que delante de mí hay una señora a la que le di clase. Veo que está confirmando todos sus requisitos, está preguntando nimiedades, y...

Ya va.

Esa es la copia de la cédula.

¿Yo no...?

Ay cooooñooooo....

Dejé los requisitos para abrir la cuenta en el carro.

Bueno, en lo que dejé de insultarme por lo idiota que soy, a volar al carro. Mentando la madre al mundo cada paso. Agarro los papeles y vuelvo.

Obviamente hay una familia entera sentada dentro del cubículo. Les pregunto, lo más amablemente que puedo, qué número tienen. 942, me dice la señora. Co... Veo que hay otro cubículo, y le explico al chamo. "Tiene que agarrar otro número, señor." MERDE.

Ni modo. A agarrar otro número. Busco complicidad con la familia, y les pido que le digan mi caso a la muchacha que les atiende, antes de que llame a alguien más y yo no llegue para hacer lo que tengo que hacer. No hizo falta. Media hora después...

...me voy del banco sin abrir la fucking cuenta.

No pregunten por qué.

Llego indignado. necesito dulce. Pero estoy a dieta, coño. (Yo sí, ¿y qué, carajo?) Bueno, pero necesito algo. Cuando paro el carro, me compro tres barritas de Special K. Me como dos antes de llegar al periódico. Me siento a hacer lo que tengo que hacer, hasta que es hora de almorzar.

La máquina expendedora de bebidas me roba 2.000 bolívares.

Ya basta.

En resumen: la burocracia puede que haga al mundo fluir mejor.

Pero las úlceras que puede provocar hacen que yo a veces cuestione su existencia.

Mañana será otro día. Cuídense muchachos.

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