Archive for marzo 2009

Ese tema tabú: la religión

Aclaratoria: Estoy consciente que muchos de mis amigos no caen en esto por malicia, y que no aplica a la mayoría de la gente que conozco. Aún así, si ofendo a alguien por decir algo que no es verdad –y cuando hablas de religión eso es casi inevitable-- , pido disculpas. Si se sienten identificados, bueno, ahí no puedo hacer nada.

Yo siempre voy a misa los domingos a las 6 de la tarde o a las 12 del buddy_jesus mediodía, desde que tengo al menos 10 años. Si no puedo voy un poco más temprano, o los sábados a las 6 si ya sé que no podré ir. Y si no puedo ir me aseguro de disculparme con Dios, aún cuando sé que Él me entiende. Y me he bautizado, hecho la Primera Comunión y confirmado. Sólo me falta el matrimonio.

Dos cosas me intrigan de lo anterior. Uno, que hay gente que no me lo cree. ¿Es por mi personalidad? ¿Que de verdad no parezco un tipo religioso? ¿Qué me estás queriendo decir?

Dos, es que sé que no es por mi personalidad. Por alguna razón, una vez que hacemos nuestra Primera Comunión, la religión se convierte en algo casual o incluso intrusivo en nuestra vida. Las únicas veces que nos acordamos de nuestra condición de católicos es (a) un funeral; (b) un matrimonio; (c) un bautizo; (d) la Primera Comunión de un hijo o sobrino; (e) una misa de graduación; (f) una noticia particularmente álgida; (g) un chiste que podría ofender al Catolicismo y por eso es divertid; o (h) el Papa Benedicto XVI abre su boquita para decir un par de cosas con las que no estás de acuerdo. De resto, ir a misa está fuera de la cuestión, las monjas son una pesadilla, no crees en curas y bueno, ni hablemos de Semana Santa.

No estoy juzgando a nadie, pues si hay algo que considero que es un regalo enorme de Dios es la libertad de escoger, incluso de equivocarnos si al caso fuéramos. Si alguien escoge que los domingos son para descansar echado en su cama luego de una ardua semana, pues coño, que así sea, que para algo trabajaste. Ídem ante la posibilidad de divertirte toda una semana del trabajo, si es que el gentío te deja, claro.

También, hay que estar claros en una cosa: por cada presentación en PowerPoint que pesa 800MB, tiene una música MIDI pavosísima y cierra con “Envía esto a 50 personas para que Dios entre un poquito en sus vidas”, hay un cristiano confundido (o diez decididos) que se rehúsa a abrirlas. No hemos llegado al extremo de los Testigos de Jehová de llegar predicando la palabra de Dios un fin de semana a las siete de la mañana o de voz en cuello en el boulevard de Chacaíto (y para lo que valga, tanta dedicación tiene que admirarse) en cuanto a lo intrusivo, pero casi.

¿Por qué pensamos eso?

¿En qué momento comparamos a la religión como algo molesto?

Parte de ello puede venir en ese eterno deseo que no queremos ser juzgados. Aún para todo lo liberal que es el catolicismo al compararlo con el judaísmo, el budismo y en particular el islamismo, hay mucho de lo que dice nuestra querida religión que nosotros no vemos bien. ¿Virgen hasta el matrimonio? ¿Quién ha oído de tal cosa? ¿Cuántas veces has tenido pensamientos “impuros”? ¿Honrarás las fiestas? Sí, mientras se refiera a viajar, en vez de respetar los días que hay que ir a misa, quizá. ¿Y cuántos han codiciado la mujer del prójimo (o el hombre, no se hagan las pendejas), o cometido adulterio? Menos mal que aquello de “no robarás” y “no matarás” no se han tomado en serio (¿o sí?), y aquello de “honrarás a tu padre y a tu madre” es generalizado. (¿Es más, te acordarás de los Diez Mandamientos?

Parte también puede ser que muchos consideramos los mandamientos algo en contra de la Naturaleza humana. Nosotros somos en esencia seres necesitados de sexo. No somos seres puros. No queremos ser monjes, ni curas, ni monjas. No, queremos liberarnos de vez en cuando. Somos, en esencia, animales con razonamiento. Y lo digo sin ánimos de ofender a nadie, ojo. ¿Cómo resistirnos a la tentación del sexo? Como ya nos demostró Jim Carrey en Mentiroso, Mentiroso, ¿cómo sobrevivir en esta sociedad sin decir mentiras? Si nadie se va a enterar, y nos encontramos un fajo de billetes en el piso, ¿cómo no nos lo vamos a quedar? Es mejor decir que la Biblia fue escrita en una época mucho más sencilla que la actual, donde el mundo se ha vuelto más exigente y la presión para conformarse es insoportable.

Esa es otra parte: el mundo se ha vuelto tal que hablar de religión o ser particularmente religioso se ha vuelto el equivalente a un paria. Recuerdo cuentos de una niña que se reunió en una casa de unas amigas y sugirió que se leyera la Biblia. Sí, lamentablemente se rieron en su cara. En muchas familias el saber que una hija quiere ser monja o un hijo sacerdote es preferible a que se declaran gay, pero no por mucho. (Algo con lo que tampoco estoy de acuerdo, por cierto. Ni un poquito.) Quizá sea porque ser religioso es equivalente a ser conservador...

Yo considero que cada quien debe tener su propia visión de su religión y asumirla como tal de una manera honesta y sincera. Tienes que estar claro que por alguna razón la Iglesia condena la masturbación, no apoya el divorcio (con lo que estoy de acuerdo) y mira mal la promiscuidad y el sexo premarital (¿o le van a discutir a Benedicto XVI que la mejor manera de prevenir el SIDA es simplemente no tener sexo? El condón sigue siendo esencial  si vas a tener sexo de todos modos, así que úsalo, pero lo de la abstención no lo pueden contradecir). Y si miran el mundo en el que estamos, ¿qué podría tener de malo algo de conservadurismo?

Una madre se acuesta con el hijo para evitar que se vaya de la casa. Un hombre preña a su hija porque sí. Miles están más pendientes del dinero que de cualquier otra cosa. (¿No hay uno de esos mandamientos que dice “amarás a Dios sobre todas las cosas?) La industria de la prostitución está a todo dar, y ni se cuente la de la pornografía. Infantil, me refiero. Una vida no vale lo mismo que valía hace tiempo, muchachos, estemos conscientes de eso. Y mejor no hablemos de la violencia a la que estamos expuestos (y no me refiero a la de la televisión o los juegos de video, que sé que no se le puede culpar por el estado del mundo, no sean pendejos; me refiero a lo que vemos en las noticias diariamente, en especial los que vivimos aquí en Venezuela). Es, como dijo mi buen amigo Oswaldo, una pérdida de valores increíble. Gracias a Dios que aún nos escandalizamos cuando nos enteramos, casi tanto como quizá he escandalizado a algunos de ustedes con este escrito.

Y creo que la Iglesia no puede estar exenta de culpa. Me perdonarán mis padres, mi familia y los sacerdotes de los que soy amigo, y en particular Dios. Pero en algo ha fallado la Iglesia, si hemos llegado a este punto de nuestra historia. Quizá nos han tratado demasiado como niños, en vez de razonar como adultos. Quizá el Oscurantismo fue durante demasiado tiempo y aún estamos resentidos. Hay quienes ven hipocresía en la Iglesia. Hay demasiados tele-evangelistas en el mundo, los “Pare de Sufrir”, que parecen aprovecharse de la debilidad de la gente para lograr un realero. Hay quienes sencillamente no confían en los curas. Sea como sea, la Iglesia Católica está perdiendo público a los evangélicos, o sencillamente de gente que no va. ¿Y sinceramente? Eso me parece triste.

Tener una religión es creer que hay algo mejor a lo que puedes aspirar. Es tener alguien en quién confiar más que en ti mismo (toma eso, Jorge Bucay). Es tener una base con la cual basar tu vida, o modelar tu pensamiento. ¿A quién preferirías seguir, a Gandhi o a Kurt Cobain? ¿Courtney Love, o la Madre Teresa? Y ojo: SEGUIR. No imitar.

Imitar es tratar de hacer lo mismo que ellos, hacer sus mismas acciones. Seguir es tomar en cuenta su pensamiento, y en una situación parecida, actuar de acuerdo con lo que ellos harían. No es lo mismo ni se escribe igual. Una requiere mucha dedicación, la otra menos. Uno puede seguir muchos ejemplos así. (¿Mi caso? Nelson Mandela, Gandhi, Jesucristo y mi padre. No en ese orden.)

Piensen. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a misa? ¿Que siquiera leíste aunque sea un pedacito de la Biblia? ¿Y por qué rayos eso es algo tan malo? ¿Por qué una hora de misa, un ratico que te leas las reflexiones de San Pablo? Yo creo que no tiene nada de malo leer, conocer la doctrina y decidir qué te puede servir para guiarte. Averigua lo que es la Misión Continental Evangelizadora. Y entra en una conversación sobre religión con gente que confíes o quieras. O empieza una aquí, con este humilde bloguero.

Claro, no espero que muchos de ustedes hagan algo siquiera parecido. Y eso está bien: como ya dije, la sinceridad primero. Pero como leí una vez, una fe débil necesita el ejercicio. Y hablar siempre es buen ejercicio. Que Dios me los bendiga.

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Lo BUENO que nos ha dejado este gobierno

Espero que los opositores radicales que sé leen mi blog no hayan inmediatamente eliminado mi feed de sus lectores. Y espero que los chavistas que me han visitado no piensen que finalmente vi la luz. No, mi gente, sigo siendo tan opositor como siempre he sido. No estoy de acuerdo con mucho de lo que el gobierno de Hugo Chávez está haciendo con mi país, menos con los anuncios que he escuchado esta semana.

Pero que nadie se caiga a coba: Venezuela no se ha merecido la gran mayoría de sus gobiernos, al menos en el tiempo que yo tengo memoria. (Vamos a tratar de ignorar ese dicho que dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.) A pesar de eso, cada gobierno nos ha dejado algo bueno, algo que debemos tratar de rescatar para asegurarnos de no retroceder jamás a lo que éramos antes.

Quiero limitarme aquí a lo que yo he percibido y no a medidores económicos o sociológicos de los que no puedo presumir conocer ya que no soy ningún experto en ello. Tampoco pretendo hacerle propaganda a lo que considero populismo o insuficiente, pues ya dije, no apoyo este gobierno. Pero tampoco soy el opositor miserable que sencillamente cree que todo lo que hace este gobierno es malo, sólo porque sí. Negar que ha hecho cosas buenas para todo el país es algo que muchísimos políticos de oposición deben tomar en cuenta para hacer una opción contraria en 2012, o sino tendremos al mismo Presidente por mucho, mucho tiempo.

  • Hemos hecho un esfuerzo por entender la política. Cada elección, cada decreto, cada movida de mata y sí, lamentablemente cada cadena nos recuerda que la política se ha metido en nuestra vida como nunca antes. Queramos o no, tenemos que entender cómo se mueve la política al más bajo nivel, y hay más maneras disponibles de participar que en cualquier otro gobierno. Lo malo es que la mayoría de la gente prefiere evitar inmiscuirse en la política por lo negativo que se le adosa, lo que hace que las mismas mañas que se han venido arrastrando desde hace tanto tiempo se repitan ad nauseum. Gracias a Dios por los movimientos estudiantiles de uno y otro lado…
  • La Historia vuelve a ser interesante. ¿Ezequiel Zamora? ¿Maisanta? ¿La Guerra Federal? ¿Eran estos nombres que usted conocía sin problema antes de 1998? Bien por usted. Aún nos falta mucho –aún nos quedamos ponchados con la gran mayoría de preguntas sobre guerras, fechas, próceres y demás—pero los libros de Manuel Caballero, Elías Pino Iturrieta, Rafael Arráiz Lucca e Inés Quintero compiten con best-sellers internacionales. La gente está mirando hacia atrás, ya sea para finalmente entender el presente, para desmentir lo que oyen en los anuncios oficiales o por auténtica curiosidad. Y eso es sano, por aquello de “aquellos que no entienden la Historia están condenados a repetirla”.
  • Apreciamos más lo nuestro. En muchos casos, ha sido por obligación, ya sea porque la Ley Resorte ha hecho crecer la presencia de música venezolana en la radio y talento propio en televisión, o porque por las restricciones de control de cambio nos ha obligado a hacer más turismo nacional. Pero lo que descubrimos o redescubrimos fue, en muchos casos, hermoso. Huáscar Barradas se convirtió en un nombre común, la Onda Nueva volvió a sonar justo en el ocaso de la vida del maestro Aldemaro, y muchos comenzaron a saber que Venezuela era mucho más que Margarita, Puerto la Cruz, Mérida y las grandes ciudades. Claro, con ello también apareció el neofolklore, que ha fallado en más de una ocasión (favor evitar escuchar la versión de “Ladrón de tu Amor” de Gualberto Ibarreto hecha por La Puta Eléctrica), nos ha dejado sentimientos mezclados (aún no sé cómo sentirme respecto a Rafael “El pollo” Brito) o en efecto ha sido brillante (gracias a este disco, una generación entera volvió a escuchar a Simón Díaz), además de cosas muchísimo más graves.
  • Más atención al periodismo. Ahora, esto admito que no queda claro si es bueno sólo para los periodistas en sí, o para el público. Y considerando que yo soy parte del gremio, es difícil decir que he sido beneficiado. Ciertamente, algunos periodistas (a veces los medios enteros) asumieron el papel que los políticos de oposición no estaban ejerciendo, y muchos los pagaron caro, bien sea con su vida (en el caso de Jorge Tortoza), el exilio (Patricia Poleo) o la pérdida de credibilidad (no pienso pisarle la manguera a un compañer@ bomber@). Pero eso ha convertido al público en una masa mucho más crítica, a la hora de escuchar noticias. Lo ideal es consultar varios medios y determinar el origen de una noticia para determinar qué fue lo que realmente pasó, pero la cantidad de gente que sigue un medio ciegamente no se va a mantener así toda la vida.
  • El mundo es un misterio un poco menor. Entre los rollos con el gobierno de George W. Bush, las alianzas con los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, por supuesto, Cuba, la relación amor/odio con Colombia, el drama camino al Consejo de Seguridad en la ONU en 2006, los guiños que a veces salen para las FARC (que casi nos cuesta caro a todos)… Pareciera que al fin entendemos que Venezuela no es una isla en este mundo, y de manera parecida con los historiadores, ahora también los internacionalistas tienen su momento de brillo, como Julio César Pineda, Fernando Gerbasi, Elsa Cardozo, Maruja Tarre y tantos otros. El hecho que hayamos estado en medio de una de las elecciones estadounidenses más importantes contribuyó a tratar de entender este mundo y nuestro papel en él un poquito más.
  • Tenemos un poco más de conciencia social. Nos falta mucho, pero tenemos diez años en que las necesidades de los pobres están mucho más presentes en nuestra vida. Más que nada, comenzamos a comprender que durante demasiados años, las clases más desvalidas de nuestro país no han visto sus peticiones cumplidas por los gobiernos, y aún suponiendo que éste no lo ha hecho por completo, ciertamente tienen un mandatario que les habla de tú a tú. Llámense medidas populistas, limosnas o manipulaciones, pero las misiones funcionan en un nivel básico, pues les está dando la atención que habían recibido de manera deficiente (por decir lo menos) en el pasado. (Y no estoy debatiendo si proveen el mejor servicio o no; simplemente, que lo proveen.) Adicionalmente, la Ley de Servicio Comunitario del Estudiante de Educación Superior ha sido considerada una de las pocas leyes que trae un auténtico beneficio a todos los involucrados pues acerca a las generaciones futuras a las necesidades de los más pobres de su ciudad, lo que podría convertirse en profesionales más socialmente conscientes en un futuro. Por supuesto, esto nos trae a la figura eterna de “papá estado” que yo tanto he criticado, pero eso es algo para otro día.
  • Los radicales: una especie en extinción. En mi familia hay un miembro que debe haber en TODA familia. Es el que te llama a decirte “ya va a caer”, o “de esta la ganamos”, o “nos hicieron trampa”. Que está convencida que Chávez está en el poder a punta de trampa y terror. Que por él no debe votar ni su familia. Otro, a pesar de todo el trabajo que ha pasado, no puede creer que no haya más miembros de la familia apoyándolo. Pero aún así, cuando este familiar chavista fue agredido por una oposicionista tan radical como él, los más moderados salieron a defenderlo. Lo mismo se puede decir del resto del país, en especial después de lo que se vivió el 11 de abril de 2002, el año donde todos los radicales estaban de frente. Ahí vimos la consecuencia de tanto radicalismo. Ver las cosas en blanco y negro no nos han dado resultado; afortunadamente, los que queremos ver los matices de gris estamos empezando a hacernos escuchar.
  • En esencia, somos democráticos. Métanselo en la cabeza: Chávez no es un dictador. Fidel Castro es un dictador; Robert Mugabe es un dictador; Aleksandr Lukashenko es un dictador, en mi opinión particular; pero Hugo Chávez Frías no. Chávez lo que sería, según Teodoro Petkoff, es un autócrata, alguien que concentra todo el poder en sus manos, pues considera que él y sólo él puede dirigir una nación. Y gústenle o no, el hombre ha ganado casi todas las elecciones a las que se ha presentado. Y con una sola excepción, los venezolanos han acudido a votar. Eso, que parece tan simple, conlleva una gran verdad: nosotros no queremos vivir algo ni parecido a los que teníamos en 1958, cuando sí había un dictador en el poder, cuando la gente no podía alzar la voz en contra del gobierno sin que fuera muerto enseguida. Cierto, aquí se alza uno en contra del gobierno y enseguida es agredido verbalmente, pero aún se puede hablar. No me digan que no, por favor.

Si hay algo más de lo que me he olvidado, favor dejarlo en los comentarios. Pero quisiera contribuir un poco a que se dejen las posiciones inamovibles, que se vea que aún en un país tan polarizado hay lugar para poder ver lo bueno del contrario, y que no hay necesidad de llamarlo “enemigo” por eso. Quiero oir sus opiniones, que me digan que estoy loco, que sí, que es así como se debe pensar, lo que sea. Pero por Dios, hablemos.

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