Archive for mayo 2009

Tus poderes de Lolita no tienen efecto sobre mí. ¡VÍSTETE!

Una compañera de trabajo me mostró sus consabidas fotoimagen-lolita-version-animes de un largo  fin de semana en Facebook. Muy rutinarias, hasta que se para en una cuyo sujeto –su pose, la poca ropa-- me llama la atención. Pareciera que no fui el único que ha tenido dicha reacción cuando ve la fulana fotico (que ya tenía cinco comentarios), pues a los cinco segundos me llega la explicación.

“Esa es la prima de una de las que estaba con nosotros”, cuenta la compañera. “Bella, ¿no?”

No pude negarlo.

“¡Tiene 16 años!”

Lo niego rotundamente. Y soy sincero. De hecho, me siento hasta avergonzado. Del tiro me retiré de la oficina.

(Sí, es en serio. Hay un límite.)

El hecho me recordó algo que viví cuando era profesor de inglés, hace unos cinco años. Los sábados en la mañana le daba clases a dos hermanitas, una de 17 y otra de 14. Ambas –la mayor en particular—estaban aparentemente decididas a un día venir en traje de baño, pues siempre traían un escote, una blusa corta, una minifalda, o cualquier combinación de las tres. Y no eran feas, las condenadas, además de buenas estudiantes y hasta simpáticas. No tengo que decirles el efecto que causaban entre la población masculina del instituto.

Y en esa misma época, había una niña también de 17 años que se vestía de forma parecida, fumaba y tenía unos dibujos muy... ejem... explícitos en su celular. No me consta, pero se rumoraba que tuvo “algo” –breve, pero no es el punto—con uno de los profesores. Uno contemporáneo conmigo.

Sé que sueno como un puritano que ciertamente no soy –sí, yo también me he buceado niñas a duras penas mayores de edad en mi vida—, pero este fenómeno de las nuevas Lolitas es una de las razones por las que tengo tanto pánico de ser padre de niñas. Cierto, una niña puede ser una de las cosas más dulces de este mundo, pero esa niña se convertirá en una adolescente que no se ve para nada como las niñas a mi edad. Quiere decir pendientes de chamos, los piercing en el ombligo (que parecen estar pasando de moda, sin embargo) y mostrar más y más piel.

Y eso no es todo: ahora sé de niñas de 14 años que le piden a sus padres operarse los senos. Menos insólito que eso son padres que de verdad lo aceptan, coño. Ya no bastan pushups ni nada de eso, no; la carajita quiere ser tetona desde ya. Esta es la misma que llegará a la playa con un diminuto hilo dental, y consideremos cómo va evolucionando dicha prenda, además esperando que sólo atraigan a los “chicos lindos” y no a “los babosos”. Sí, Luis.

Ese creo que es parte del problema. La revolución sexual está aquí; las series están mostrando más piel que nunca, hay trajes de baño por doquier en cada publicidad, e incluso las llamadas “series juveniles” se están volviendo un tanto adultas. Ejemplo: la nueva de Venevisión, Qué Clase de Amor, donde oí un parlamento que aún me deja loco (la´stima que no conseguí el video): “Tendré camisa azul, pero yo también soy mujer”. WHAT?! Procedamos a ver que hay muchas niñas en trajebaño aquí, y muchos chamos jugando básquet sin camisa, y bueno... hormonas alborotadas, gracias.

Insisto, yo no soy ningún puritano. Pero ante ese bombardeo, los chamos están queriendo experimentar el sexo cada vez más libremente y cada vez más temprano. Y bueno... lamento decirlo, pero el mundo ajetreado de hoy en día está dejando a cada vez más padres delegar algunas funciones esenciales en la televisión. Desconozco si la liberación sexual de algunas chamas sea tanta como para acercarse a su papá y preguntarle sobre sexo. Y si dicho papá podrá tolerarlo.

Podemos sentarnos a discutir además todo lo que quieran sobre valores, moral y demás, y sobre presión de pares y todo; después de todo, es bien difícil para una niña que ve no sólo a tronco de mamis en la televisión y en las revistas, sino en la vida real, muchas veces sus amigas, conseguir novio y tener toda la atención que ellas desean sólo por mostrar barriguita o manque sea el principio de un escote. A menos que se le haya desarrollado una buena autoestima, la niña (y a veces el chamo) va a ver qué están haciendo sus pares para atraer la atención del sexo opuesto y va a querer hacer lo mismo.

Y Facebook empieza a contribuir. No está llegando a los extremos de hi5, eso sí. Yo siempre he dicho que hi5 es el sitio donde los chamos buscan con quién tirar, mientras Facebook es donde buscan verdaderas amistades, novi@s o bueno, con quien tirar. Una búsqueda de fotos de mujeres entre 17 y 21 años dará un porcentaje muy grande de fotos de perfil no sólo en la playa, sino que parecieran sacadas de –cédula volando—El Diario en la Playa. Facebook aún tiene un poquito de esa imagen inocente, pero considerando algunos grupos que empiezan a aparecer por ahí eso como que no va a durar mucho más. Y muchas veces, aún no se toma la precaución de hacer los perfiles abiertos sólo para las amistades.

Todo esto hace que el prospecto de tener una hija, mientras no sea algo que rechace, sí sea algo que me llena de profundo terror. Si además consideramos que si Dios quiere, la madre de mi hija le va a heredar su belleza física (que es mucha) y su coquetería (que me encanta), se darán cuenta que sí, estoy contando los pollos mucho antes de que nazcan (coño, la gallina ni ha sido pisada por el gallo aún), pero no me deberían faltar motivos para preocuparme.

Todo, todo absolutamente todo, se remedia con una buena educación y una comunicación abierta y sincera. Y ese al final es mi gran consuelo. Parte de mi deseo de tener hijos es porque quiero pensar que tengo la habilidad de transmitir conocimientos y poder conversar con gente menor que yo. Además, considero que tuve un extraordinario ejemplo en mis padres (aunque claro, ellos no tuvieron hijas).

De modo que, como siempre digo, que sea lo que Dios quiera. Sólo espero que cuando me toque pasar por el momento en que se estén buceando a mi hija descaradamente, tenga o la calma para afrontarlo civilizadamente...

...o la habilidad para crear urticaria a distancia.

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Hoy hace 10 años: Metallica en el Poliedro

Es difícil creer que hoy ya son diez largos años desde esa noche arrechísima (no puedo decir "mágica", "increíble", ni mucho menos "espectacular"; sólo una palabra justifica esa noche...). He ido al menos a cuatro conciertos más desde entonces, y ese sigue siendo el único que ha llenado al Poliedro y el que más emocionante ha sido. He escuchado a algunos que dicen que el reciente concierto de Iron Maiden en Colombia (al que mi hermano tuvo el gustazo de ir) parecía más bien uno de Alejandro Fernández o algo, porque más de uno lloraba; sé de lo que hablan, pues yo lloré de la emoción más de una vez. Eso fue sencillamente... brutal.

Ya el día prometía ser especial por un acto de caridad que todos hicimos con un compañero. Benito era cubano y tenía unos ocho años en el país. Él escuchaba los discos de rock que podía conseguir en el mercado negro, y su banda favorita es --of course-- Metallica. Cuando se enteró que vendrían, no pensaba que iba a poder ir porque no le alcanzaba la plata. Sus compañeros de trabajo no íbamos a permitir eso. Moviendo cielo y tierra (ya era la última etapa de preventa), le logramos conseguir una entrada. El Be
no no se lo podía creer.

Llegamos y yo no podía creer el espectáculo a la entrada. Si han ido al Poliedro (o a cualquier otro sitio público de espectáculos), esperan ver gente afuera, simplemente hanging around o pendiente de comprar/vender una entrada. Esta vez, habían docenas de pobres diablos con carteles al estilo "Will work for food". Pero estos decían "Compro una entrada. Pago lo que sea." Un chamo tenía un cartel que decía "Te pago 180.000 bolívares. No me importa si es en el baño" Y lo pagó, según decía El Nacional del día siguiente: 180.000 bolívares por una entrada que costó 45.000 en su etapa más cara (yo pagué 25.000, en la primerita etapa; sí, la imagen no es de mi entrada, aunque igual aún la conservo). Mi amiga Annalee vio a un pana pagar 160.000: 120 en plata, y el resto con un reloj y los zapatos. Bien coñoemadre el carajo que se la vendió, ¿no?

Fuimos un grupo del trabajo: José Luis, Annalee, por supuesto Benito, un pana al que lamentablemente olvidé su nombre Francisco Caldas quien fue el que empezó a hacer la cola porque llegó de primero, y un gordito al que también he olvidado el nombre llamado Pablo. Llegamos como a las 5:30, y de pana que qué rica es esa vibra, esos momentos antes de entrar a un concierto al que de verdad has esperado ir con impaciencia. No hay nada que se le pueda comparar.


El siguiente espectáculo que presencié tampoco me lo podía creer. El Poliedro de Caracas, en su mejor época, tiene una capacidad para unas 12.000 personas. Los más críticos decían que llenar el Poliedro es toda una hazaña, pues como la plata es corta lo pensamos bien para pagar una entrada. Pues bien, los únicos asientos vacíos en esta ocasión eran los que estaban detrás del escenario. Jamás había visto el Poliedro así de lleno. Ni siquiera en los Gaitazos a los que he ido de fecha más reciente, ni con Maná, ni con ningún otro grupo. Sólo Metallica ha logrado llenar el Poliedro a rabiar. (Bueno, capaz uno de esos encuentros de reggae
ton... Puaj...)

A las 8 de la noche, se abrió el acto telonero: Paul Gillman. Opinión muy personal: hay que admirar un carajo que ya tiene más de 30 años tocando rock pesado en un país como el nuestro. Que recientemente se haya metido a chavista radical era otra cosa; en ese entonces simplemente era (es) un pana con un ego que no cabía dentro de ese recinto. T
enía varios días diciendo que se retiraría, que éste sería su último concierto, que nadie le interesaba ya lo que ahcía. Pues bien, el día antes, en su programa de radio "La Esencia" (buena música, si aprendiera a callarse la boca), dice que si el día del concierto de Metallica veía 100 banderas de Venezuela, se quedaría.

Bien.

Como dije, el hombre se vino en escena a las 8 de la noche, y durante media hora, se paseó por todo su repertorio: "Dr. Kanoche" es la única que recuerdo, ex
cepto la última. Durante "Levántate y Pelea", dijo "¡Este es el momento! ¡Quiero ver esas banderas!" Miren, a este punto, yo ni recuerdo si hubo 100 banderas o no. Pero el hombre hizo como si contara, y lo siguiente que dijo fue: "¡Gracias criaturas de la noche! ¡Gillman... SIGUE!"

Ah, que bien.

Eso sí, será un bolsa egomaniático, pero Gillman se sabe mover en escena (o lo sabía hacer). Y su banda es (¿era?) de lo más talentoso que se puede encontrar. Fue un preámbulo decente para lo que venía.


Y oh, lo que venía...

A las 9 en punto, empezó a sonar la música que Metallica ha venido usando en el previo de todos sus conciertos: el tema inicial de El Bueno, El Malo y El Feo. Las luces comenzaron a bajar, y en el punto más climático, de repente, sin avisar, el trueno de una guitarra, el golpe de un bajo, y un solo grito de más de diez mil almas que habíamos esperado este momento desde hace décadas.

Con "Breadfan", Metallica había llegado a Venezuela.

Como ya les dije, yo lloré.

Metallica se paseó por todo el repertorio que sus fanáticos añorábamos escuchar, como me dirái Benito después; se repartieron todo por partes iguales desde Kill 'Em All hasta Reload, con nada más una de Garage, Inc., el álbum que apoyaban en esta gira. (Yo extrañé "Turn The Page", pero ése sólo soy yo.) Qué grupo de tipos tan de pinga, tan compenetrados con su audiencia; los tipos pertenecen en un escenario. Y el sonido de 80.000 vatios nunca falló, y por supuesto toda la pirotecnia que se puedan imaginar. Este es el tracklist de esa
noche:

  • "Breadfan": Qué entrada tan perfecta.
  • "Master Of Puppets": No tengo que decirles que la casa se vino abajo con esta vaina)
  • "Of Wolf And Man": El bajista Jason Newsted jodió un ratico con nosotros: "Ok, Caracas, let's hear some wolves out there..."
  • "The Thing That Should Not Be"
  • "The Memory Remains"
  • "Bleeding Me"
  • "The Four Horsemen"
  • "For Whom The Bell Tolls": Cliff Burton era un rey, QEPD; pero sería muy injusto no decir que Newsted se le mide en este tema (claro, ayudado con una uña)
  • "King Nothing" (mi favorita de Reload)
  • "Wherever I May Roam"
  • "Nothing Else Matters": James Hetfield cantó esta sentado en gran parte sobre un banco, iluminado él solo. Una atmósfera bien surrealista. Sí, hubo encendedores.
  • "Sad But True"
  • "Creeping Death": Newsted compartió vocales con Hetfield como habían hecho en su gira en apoyo al álbum negro.
  • "One": Coño, me acuerdo de ese momento y me erizo. Qué increíble fue... El sonido de ametralladoras y bombas se escuchan, con un juego de fuegos artificiales y demás. Kirk Hammett y Lars Ulrich, que habían dejado el alma hasta aquí, de verdad ahcen de esta canción suya: Ulrich con su doble bombo que te retumba en el cráneo, y Hammett con una guitarra a mil por hora.
Un recuerdo muy particular durante esta canción. Yo vi todo el concierto en la olla, porque así es como considero que se debe ver un concierto así (de hecho, toda la olla se volteó a los asientos especiales y gritaban, "¡Mariquito VIP! ¡Mariquito VIP!"; antes compartía esa ideas, pero ¡tampoco así!). Bueno, en pleno peo de "One" (al menos creo que era durante ella), estoy en pleno "moshing", cuando de repente me tropiezo con un muro de carne. Dos panas que parecían los hijos perdidos de Pie Grande con un luchador de sumo estaban ahí dándose duro con la música. Uno de ellos me llevaba toda una cabeza de altura. Bueno, este señor se llevó un... ejem... cigarrillo a la boca, aspiró hasta dejarlo por la mitad, y botó todo su humo en mi cara. No tengo que decirles que me "tripée" los siguientes minutos, ¿verdad?
  • "Die Die My Darling": Como se darán cuenta, lo único que tocarían de Garage, Inc. Sí, yo tampoco lo entendía; pero díganme, ¿se habrían quejado?
  • "Battery": Un cierre absolutamente perfecto. Yo no sé cómo salí vivo de esa olla, jejejeje.
Y así terminó. A las 11:15, los cuatro panas se juntaron, James jodió un ratico con un roadie que trataba de volver a poner las uñas en el stand de micrófono más rápido de lo que él las lanzaba al público, Lars lanzó unas baquetas, Jason y Kirk saludaron a los que estaban cerca, y nos despedimos. Yo estaba totalmente bañado en sudor, tanto que al salir empecé a temblar por el aire frío. Pero mirábamos alrededor, y lo único que veíamos eran caras de felicidad. Era como si nada malo nos pudiera volver a ocurrir jamás, o si nuestras vidas simplemente empeorarían desde este punto porque nada podría superar esto.

Básicamente, Metallica había tocado en Caracas. ¿Cómo superabas eso?

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