Y el tal Snowden, ¿es de los buenos o es de los malos?

133603_600

Todo este embrollo de Edward Snowden está peor que una novela de John LeCarré, hasta el punto que el protagonista central es un tipo inteligentísimo y reservado, cual George Smiley, con  la diferencia que en vez de espías y gobiernos sofisticados y discretos, tenemos a los tipos del ALBA. Ya a este punto, hay que decirlo: Snowden hasta dejó de ser el problema. Los países “anti imperialistas” lo están usando para atacar a EEUU y criticar su red de espionaje. Lo que Snowden pueda mostrar –y honestamente considero que debe mostrar— está rápidamente pasando a un segundo plano.

Pero es precisamente por ese desastre que vino después de la soberana estupidez de España, Italia, Francia y Portugal con el avión de Evo Morales que quizá se note el desespero de EEUU de traer a este tipo a juicio y callarle la boca (espero que no para siempre). Si de verdad EEUU exigió/convenció/sobornó/amenazó a esos países para que mandaran a detener el avión –y Bolivia dice que tiene pruebas que sí—en efecto ya Edward Snowden se puede considerar “enemigo público número uno”. Qué importan Ayman al Zawahiri y el resto de Al Qaeda, ¡este pana se tiene que callar la jeta!

¿Pero de verdad se justifica?

Lo primero que les pido es que vean la entrevista completa que Glenn Greenwald y la documentalista Laura Poitras para el periódico The Guardian. Creo que mucha gente ya hasta olvidó lo que el hombre explicó en esa entrevista con todo lo que ha pasado. Esta es la primera parte. (Si no salen los subtítulos automáticos, escójanlos en el botón “CC”.)

Ed Snowden interview, pt 1


Y esta es la segunda, con subítulos ya incrustados.

Ed Snowden interview, pt 2

Resumen: Ed Snowden trabajó en los niveles más altos como analista informático en la Agencia Central de Inteligencia y la Agencia de Seguridad Nacional, y vio cómo ambas agencias creaban una red masiva de vigilancia no sólo de los EEUU, que ya es bastante, sino de todo el mundo. En el caso de los celulares, se supone que pueden ver quién llama, quién atiende, a qué número y cuánto dura la llamada, pero no el contenido de esa llamada. Cuando tanto The Guardian como la revista alemana Der Spiegel revelaron los documentos que Snowden les entregó, Obama no sólo no lo negó; lo defendió.

Lo que puedo decir de forma inequívoca es que si eres una persona de Estados Unidos, la NSA no puede escuchar tus llamadas, no puede leer tus correos… y no lo han hecho. No pueden y no lo han hecho, por ley y por regla, a menos que – y usualmente no serían ellos, sería el FBI – vayan a una corte, obtengan una orden, y busquen una causa probable, de la misma forma que siempre ha sido.
-Barack Obama, durante una entrevista con Charlie Rose, 17/06/13

Snowden rechazó esa declaración, considerando que Obama “estaba defendiendo lo indefendible y lo sabía”, diciendo que la NSA puede escuchar lo que sea y lo ha hecho. Sin pedir una orden en la corte. Simplemente por la sospecha. Y aquí está la razón de por qué lo hizo.

No quiero vivir en una sociedad que haga esta clase de cosas. No quiero vivir en un mundo donde todo lo que hago y digo queda registrado. No es algo que estoy dispuesto a apoyar o bajo lo cual vivir.

Tengan en cuenta que este es un pana que ganaba unos 200.000 dólares al año, vivía en Hawaii y tenía una novia que ya La Patilla se encargó de mostrar en todo su esplendor. Se rehusó al anonimato porque está convencido que no hizo nada malo. Y ha sido claro: lo que quiere es un debate, que el mundo decida si quiere vivir así. Que tiene más documentos que podrían joder a alguien pero esa no es su intención. (Pueden leer los artículos de Greenwald para The Guardian aquí y aquí.)

Los años recientes han tenido varios casos con “whistleblowers” como Snowden. Los dos más notorios fueron los de Aaron Swartz y Bradley Manning, sin duda. Swartz, inventor del protocolo RSS y uno de los responsables por Creative Commons y Reddit, estaba a punto de ser enjuiciado por hacer público papeles académicos de la base de datos JSTOR del MIT, y se enfrentaba a 35 años de cárcel. Antes de enfrentarlo, Swartz decidió suicidarse. Manning, por su parte, es un soldado del ejército estadounidense quien admitió entregar material al sitio Wikileaks, el “hijo” de Julian Assange, y fue encarcelado tres años sin juicio, incluyendo 11 meses en solitario que hasta la ONU consideró bárbaro.

Por el trato a Manning, el papá de los informantes de EEUU, Daniel Ellsberg, considera que ya su juicio debería ser anulado. Ellsberg es el responsable de los Papeles del Pentágono, una serie de documentos clasificados que entregó en 1971 al New York Times donde se veía que el gobierno de Richard Nixon estaba pujando por seguir la guerra de Vietnam sin importar los costos. Ellsberg se entregó a las autoridades, salió bajo fianza, pudo hablar con los medios y en actos públicos en contra de la guerra y al final el juicio que se le abrió fue desechado porque el Gobierno le puso un micrófono de manera ilegal. Con razón Ellsberg dijo en una reciente columna del Washington Post que “Edward Snowden tomó la decisión correcta de irse del país”: “El país donde yo me quedé era un Estados Unidos diferente, hace mucho tiempo”.

Creo que ahí está el meollo del asunto. EEUU, aunque sigue teniendo una democracia relativamente sólida –un Congreso que limita las funciones del Presidente, un sistema electoral libre (aunque terriblemente anticuado), una libertad de expresión casi sin límites (y voy con ese “casi” en un momento)—ya no es la luz de la esperanza que fue en los 70 y 80, el sitio donde los perseguidos iban a buscar refugio. El 11 de Septiembre transformó, espero que no para siempre, a EEUU en un gigante paranoico, desconfiado y desesperado por más nunca recibir un golpe tan preciso, y por ello ha optado por comerse algunos derechos civiles básicos de privacidad y decencia en nombre de la Guerra en Contra del Terror.

Consideremos los escándalos que han surgido desde que las redes sociales son grandes: Abu Ghraib. Soldados orinando sobre el cadáver de un talibán. “Collateral Murder”, el video que hizo a Wikileaks famoso. Todo lo que Wikileaks ha sacado, desde ese video hasta los documentos diplomáticos. Las condiciones de la cárcel de Guantánamo y sus recientes alimentaciones forzadas a los prisioneros en huelga de hambre (el rapero y actor Yasiin Bey, mejor conocido como Mos Def, hizo un video para demostrar el procedimiento). Swartz. Manning. Snowden.

¿Lo que más me impresiona de todos estos escándalos? “El  público necesita decidir si estos programas y políticas están bien o mal”, dice Snowden en su entrevista. Pues, si al menos he de creerle a una encuesta de la revista TIME, ya decidió –y no le molesta (al menos el estadounidense). 48% de los encuestados están de acuerdo con el programa de vigilancia de la NSA, mientras que 44% no –una encuesta con un margen de error de +/-4%. O sea, el tema tiene a EEUU fuertemente dividido. Pero 63% considera que ha tenido algún o mucho impacto en garantizar la seguridad nacional, y 48% cree que el Gobierno sí logró el equilibrio adecuado entre proteger su privacidad y proteger su integridad física. (54% considera que Snowden hizo algo bueno, pero 53% considera que igualmente debe ser procesado por lo que hizo.)

¿Entonces? Al fin, Ed Snowden, ¿héroe patriota o villano traidor? Como siempre depende a quién le pregunten. Ciertamente cometió un crimen, haciendo públicos documentos clasificados, lo que contraría el acuerdo de confidencialidad que indudablemente firmó al ser empleado tanto por la CIA como la NSA. ¿Lo que ha revelado podría poner en peligro al país? Creo que a estas alturas, no más de lo que EEUU representa para sí mismos. “Tierra de los libres, hogar de los valientes” suena a algo cada vez más vacío. Y lo digo con dolor, pues es mi país de nacimiento. Pero da dolor ver cómo ha degenerado en los últimos años, cómo su maquinaria gubernamental se ha convertido en lo que tanto ha dicho combatir. Y es una maquinaria que ningún Presidente, no importa lo bien intencionado que sea, tendrá facilidad en desmontar. Y en muchos casos, quizá ni siquiera tenga la disposición de hacerlo.

De modo que Ed Snowden ahora no le queda otro remedio más que buscar asilo en algunos de los países donde la libertad de expresión es un poco cuestionada, como lo son Ecuador, Bolivia y Venezuela, con sus respectivas leyes que limitan la prensa libre. Precisamente porque los tres son tan contrarios a EEUU es que Snowden tenía en ellos su mejor opción de asilo, y como dije al principio, les ha dado las mejores herramientas para continuar atacándolo. En el caso nuestro, es particularmente divertido que el presidente Nicolás Maduro critique a EEUU de espiar “a todo el mundo” cuando ya es bien sabido que todos los principales líderes opositores del país tienen sus celulares e incluso sus casas pinchados, como demostró el reciente caso de la diputada María Corina Machado.

Repito: ¿y entonces? ¿Héroe o villano? Depende a quién pregunten. ¿Me preguntan a mí? No sé si héroe, pero hizo lo correcto. Rompió la ley, sí, pero expuso lo feo que está todo. Lo malo es que, para seguir exponiéndolo, tiene que meterse en la cama con los villanos. De todos modos, rompiendo la ley es a veces la forma que las sociedades avanzan, citando este artículo (en inglés) del blog Thoughtcrime:

Imaginen que haya una realidad alterna distópica donde la defensa de la ley fuera 100% efectiva, de tal manera que cualquiera que potencialmente rompiera la ley supiera que sería inmediatamente identificado, aprehendido y encarcelado. Si una defensa perfecta de la ley fuera una realidad en Minnesota [que acaba de legalizar el matrimonio homosexual, luego de leyes de sodomía que hacían a la propia homosexualidad ilegal desde 2001], Colorado y Washington [que acaban de legalizar el uso de marihuana] desde su fundación en los años 1850, parece muy poco probable que estos cambios recientes hubieran sucedido. ¿Cómo se habría decidido que la marihuana debía ser legal, si nadie nunca la habría usado? ¿Cómo habrían podido decidir los estados que el matrimonio entre gente del mismo sexo debería ser permitido, si nadie hubiera visto o participado en una relación homosexual?

En estos casos sé que depende a quién le pregunten. Pero los dejo con ese pensamiento: rompiendo la ley es a veces como muchas sociedades avanzan. Si no, ustedes aún tendrían esclavos.

Un poquito extra: Por supuesto, si quieren leer un poquito más sobre el caso Snowden, hay cualquier cantidad de artículos en inglés y en español en todos lados. Pero hay un par de cosas relacionadas que me gustaría compartir con  ustedes que me parecen interesantes.

  • The Most Dangerous Man In America es un documental sobre Daniel Ellsberg nominado al Oscar que mucho les recomiendo, no sólo por su calidad sino para que hagan el contraste de los EEUU de 1971 y los de ahora. Por supuesto que está disponible en su proveedor de torrents preferido, pero si son suscriptores de Netflix también está disponible allí.
  • Kieran Haley, un profesor de sociología de la Universidad de Duke, tomó los datos que Edward Snowden reveló de PRISM, el programa de vigilancia que la NSA usa para recolectar metadata de las comunicaciones de los estadounidenses, y la aplicó sólo en las listas de membrecía de varias organizaciones del área de Boston en la década de 1770. Sólo con eso, el nombre de Paul Revere, quizá el nombre más famoso de la Revolución Estadounidense, sale sin ningún problema. En esencia, pareciera que si este sistema hubiera estado en sitio en los tiempos de Paul Revere, EEUU aún sería una colonia británica. (“Rompiendo la ley…”, dije antes…)
  • ¿Por qué no cierra Guantánamo? Por muchas razones. He aquí algunas. Y otras. Aunque un artículo de TIME lo dice sin tapujos: Guantánamo jamás cerrará.
  • Isabel Lara es una periodista residenciada en Washington, hija de la internacionalista Maruja Tarre, que una vez escuchó una llamada privada entre ella y su madre salir tanto en “La Hojilla” como en “Dando y Dando”. Lo cuenta todo en Boing Boing (en inglés).

This entry was posted in ,,,. Bookmark the permalink.