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A la mamá (de ella) con amor

Doña Tremebunda, la mamá de Yayita. La mamá de Vilma. La mamá de Peggy Bundy. Jane Fonda. La cultura popular está llena de ellas: la suegra from hell. Esa mujer cuya única misión en la vida sería hacerle la vida imposible al pretendiente, novio o esposo de la hija. Tanto que se convirtió en un  cliché, un chiste y un lugar común. Que no deja de ser divertido, en algunos casos, la verdad.

Un hombre llega desesperado a la estación de policía. “¡Mi suegra salió con el perro ayer en la tarde y no ha regresado! ¡Ayúdenme por favor!” Un agente lo calma y le pide que se siente. “Deme una descripción señor, le aseguramos que aparecerá”. “De acuerdo”, dice el hombre. “Es un pastor alemán marrón con el lomo negro, responde al nombre de Johnny…”


Un campesino llega a casa de su compadre y ve una larga fila de hombres con cara solemne frente a la casa. “¿Compa’e qué pasó aquí?”, pregunta. “La burra pateó a la suegra y me la mató, compa’e”. “¡Ah caracha! Era querida la vieja, ¿no? Este gentío, que le viene a dar el pésame”. “Nooo, compa’e, estos me vienen a pedir prestada la burra”.

Yo me río, pero en serio me cuesta identificarme con la imagen común de la suegra inmamable. Doy gracias a Dios que cada suegra que me ha tocado –empezando por la que ahora tiene el título oficialmente ante la ley—, con muy pocas excepciones, han sido ejemplares señoras que mucho merecen cualquier atención que se le pueda dispensar.

Sí, yo tuve la suegra absorbente que me lanzó indirectas de matrimonio al mes de novio con su hija, y tuve la suegra de terror que hasta me pegó. Pero también he tenido la suegra que siempre trataba de invitarme a almorzar los fines de semana, la que aplaudía que su hija al fin se consiguiera con un muchacho “de familia”, la que (según me dicen) lloró cuando terminamos y la que me ayudó a prepararle una sorpresa a su hija. Y tengo la actual que ha sido todo eso y más.

Mi suegra es de esas que me regaña si no como, que no tiene ni que pensarlo para prestar ayuda de lo que sea, que constantemente felicita a su hija por haberse conseguido un tipo como yo, que me agradece cómo la trato y siempre está pendiente de mi familia. Se mete conmigo como una amiga más, pero no se mete en la relación (lo que no quiere decir que no está pendiente de ella). Lo único que le critico (o le admiro… o sencillamente no entiendo pero me parece increíble, digo yo) es que esa mujer sólo sabe descansar cuando está moviéndose. ¡Descanse un ratico, suegrita!

Todos los años le rindo un homenaje a las madres en su día en este blog, y no hay mayor madre que la mía, la que le agradezco cada día su amor y su atención para conmigo, en especial dándole las gracias por la vida. Pero esta vez le quiero rendir homenaje a una madre que me hizo un favor casi tan grande: me dio a mi actual esposa y me ha brindado apoyo, atención y cariño desde hace cinco años.

Así que suegrita, ¡feliz Día de las Madres!

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Tus poderes de Lolita no tienen efecto sobre mí. ¡VÍSTETE!

Una compañera de trabajo me mostró sus consabidas fotoimagen-lolita-version-animes de un largo  fin de semana en Facebook. Muy rutinarias, hasta que se para en una cuyo sujeto –su pose, la poca ropa-- me llama la atención. Pareciera que no fui el único que ha tenido dicha reacción cuando ve la fulana fotico (que ya tenía cinco comentarios), pues a los cinco segundos me llega la explicación.

“Esa es la prima de una de las que estaba con nosotros”, cuenta la compañera. “Bella, ¿no?”

No pude negarlo.

“¡Tiene 16 años!”

Lo niego rotundamente. Y soy sincero. De hecho, me siento hasta avergonzado. Del tiro me retiré de la oficina.

(Sí, es en serio. Hay un límite.)

El hecho me recordó algo que viví cuando era profesor de inglés, hace unos cinco años. Los sábados en la mañana le daba clases a dos hermanitas, una de 17 y otra de 14. Ambas –la mayor en particular—estaban aparentemente decididas a un día venir en traje de baño, pues siempre traían un escote, una blusa corta, una minifalda, o cualquier combinación de las tres. Y no eran feas, las condenadas, además de buenas estudiantes y hasta simpáticas. No tengo que decirles el efecto que causaban entre la población masculina del instituto.

Y en esa misma época, había una niña también de 17 años que se vestía de forma parecida, fumaba y tenía unos dibujos muy... ejem... explícitos en su celular. No me consta, pero se rumoraba que tuvo “algo” –breve, pero no es el punto—con uno de los profesores. Uno contemporáneo conmigo.

Sé que sueno como un puritano que ciertamente no soy –sí, yo también me he buceado niñas a duras penas mayores de edad en mi vida—, pero este fenómeno de las nuevas Lolitas es una de las razones por las que tengo tanto pánico de ser padre de niñas. Cierto, una niña puede ser una de las cosas más dulces de este mundo, pero esa niña se convertirá en una adolescente que no se ve para nada como las niñas a mi edad. Quiere decir pendientes de chamos, los piercing en el ombligo (que parecen estar pasando de moda, sin embargo) y mostrar más y más piel.

Y eso no es todo: ahora sé de niñas de 14 años que le piden a sus padres operarse los senos. Menos insólito que eso son padres que de verdad lo aceptan, coño. Ya no bastan pushups ni nada de eso, no; la carajita quiere ser tetona desde ya. Esta es la misma que llegará a la playa con un diminuto hilo dental, y consideremos cómo va evolucionando dicha prenda, además esperando que sólo atraigan a los “chicos lindos” y no a “los babosos”. Sí, Luis.

Ese creo que es parte del problema. La revolución sexual está aquí; las series están mostrando más piel que nunca, hay trajes de baño por doquier en cada publicidad, e incluso las llamadas “series juveniles” se están volviendo un tanto adultas. Ejemplo: la nueva de Venevisión, Qué Clase de Amor, donde oí un parlamento que aún me deja loco (la´stima que no conseguí el video): “Tendré camisa azul, pero yo también soy mujer”. WHAT?! Procedamos a ver que hay muchas niñas en trajebaño aquí, y muchos chamos jugando básquet sin camisa, y bueno... hormonas alborotadas, gracias.

Insisto, yo no soy ningún puritano. Pero ante ese bombardeo, los chamos están queriendo experimentar el sexo cada vez más libremente y cada vez más temprano. Y bueno... lamento decirlo, pero el mundo ajetreado de hoy en día está dejando a cada vez más padres delegar algunas funciones esenciales en la televisión. Desconozco si la liberación sexual de algunas chamas sea tanta como para acercarse a su papá y preguntarle sobre sexo. Y si dicho papá podrá tolerarlo.

Podemos sentarnos a discutir además todo lo que quieran sobre valores, moral y demás, y sobre presión de pares y todo; después de todo, es bien difícil para una niña que ve no sólo a tronco de mamis en la televisión y en las revistas, sino en la vida real, muchas veces sus amigas, conseguir novio y tener toda la atención que ellas desean sólo por mostrar barriguita o manque sea el principio de un escote. A menos que se le haya desarrollado una buena autoestima, la niña (y a veces el chamo) va a ver qué están haciendo sus pares para atraer la atención del sexo opuesto y va a querer hacer lo mismo.

Y Facebook empieza a contribuir. No está llegando a los extremos de hi5, eso sí. Yo siempre he dicho que hi5 es el sitio donde los chamos buscan con quién tirar, mientras Facebook es donde buscan verdaderas amistades, novi@s o bueno, con quien tirar. Una búsqueda de fotos de mujeres entre 17 y 21 años dará un porcentaje muy grande de fotos de perfil no sólo en la playa, sino que parecieran sacadas de –cédula volando—El Diario en la Playa. Facebook aún tiene un poquito de esa imagen inocente, pero considerando algunos grupos que empiezan a aparecer por ahí eso como que no va a durar mucho más. Y muchas veces, aún no se toma la precaución de hacer los perfiles abiertos sólo para las amistades.

Todo esto hace que el prospecto de tener una hija, mientras no sea algo que rechace, sí sea algo que me llena de profundo terror. Si además consideramos que si Dios quiere, la madre de mi hija le va a heredar su belleza física (que es mucha) y su coquetería (que me encanta), se darán cuenta que sí, estoy contando los pollos mucho antes de que nazcan (coño, la gallina ni ha sido pisada por el gallo aún), pero no me deberían faltar motivos para preocuparme.

Todo, todo absolutamente todo, se remedia con una buena educación y una comunicación abierta y sincera. Y ese al final es mi gran consuelo. Parte de mi deseo de tener hijos es porque quiero pensar que tengo la habilidad de transmitir conocimientos y poder conversar con gente menor que yo. Además, considero que tuve un extraordinario ejemplo en mis padres (aunque claro, ellos no tuvieron hijas).

De modo que, como siempre digo, que sea lo que Dios quiera. Sólo espero que cuando me toque pasar por el momento en que se estén buceando a mi hija descaradamente, tenga o la calma para afrontarlo civilizadamente...

...o la habilidad para crear urticaria a distancia.

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¡¿Cómo me dijiste?!

Disfrutando de un rico día playero al lado de mi novia, en el camino hacia Higuerote nos pusimos a hablar, para variar, de hombres y mujeres. ¿Les sorprendería pensar que ella defiende a las mujeres?

Sin embargo, hubo un comentario que no sólo me dio risa, sino que debo admitir que es algo que comparto. Si eres uno de esos panas que así se expresan, jejejeje...

No recuerdo de qué ibamos hablando, pero lo cierto es que mi querida y muy hermosa pareja se voltea y me dice: "Hay pocas cosas que me molestan más que se refieran a las mujeres como un... 'culito'."

Yo de vaina choco. Tanto por reírme como de impresión, pues tengo la suerte de estar con una mujer tanto hermosa como educada, y es raro oírle una mala palabra. Pero lo cierto es que me puso a reflexionar de tal manera que tengo que compartirlo con ustedes.

Decir que tenemos la suerte de contar con mujeres espectaculares ya es tan parte de leyenda que se está transformando en un cliché. Pero eso no lo hace menos cierto. La liga de razas europeas, nativas y negras ha hecho de las féminas venezolanas unos dignos especímenes de la especie humana. De hecho, las que van a los concursos de belleza en muchas ocasiones no reflejan correctamente lo que cualquier hijo de panadera ve cuando sale de noche, visita un centro comercial o, la máxima experiencia de colirio visual, va a la playa.

En especial en, pero sin limitarse a, éste último escenario, somos afortunados los miembros del género masculino de ver una de las áreas de la anatomía femenina que muchos hombres han clamado como su favorita, en especial desde que los bikinis en muchos casos se han reducido a tres minúsculos triángulos de tela. Sí, hermanos, tenemos suerte de que tenemos unas mujeres tan orgullosas de sus posaderas que no sólo no les importa pavoneárselo en un minúsculo trajedebaño sino que lo ensalzan. También debemos agradecer por eso la amplia generación de bluejeans ajustados y a la cadera, pantalones de tela, faladas cortas y pegadas, etc. Es sólo una razón más para considerarnos una nación tocada por Dios. Yo soy más de ombligos, vientres o el Santo Grial de los hombres como son los senos (tres --o cuatro-- cosas en las que MA ha sido generosamente compensada por la naturaleza), pero hay pocas cosas más artísticas que un derriére que hace que la espalda forme una grácil curva antes de convertirse en piernas. (Todo para decir que sí, me encanta unas nalgas... como las tuyas. ;-)

Pero ahora les hago una pregunta: como esa es en muchos casos la parte más notable del exterior de muestras mujeres, ¿ello justifica que como él las denominemos?

Suena el celular. Harold llama a Esteban. "¿Qué pasó 'uon?", pregunta aquél. "Aquí, bichito", contesta éste. "¿En qué andas?" "Nada, ando con un culito."

Yo me imagino que Harold sea paraguayo, o colombiano, o uruguayo. Me imagino que pensará que Esteban anda con un extraño mutante, un par de nalgas unidas a un par de piernas. Pero obviamente no, Harold es tan criollo como el que más.

"Coooño, bichito, ¿con quién?" "Elena, men", dice Esteban, más bajito, porque este "culito" también tiene oídos. "¿Qué? Diablo, eso no es un culito, ¡¡¡eso es un CULO!!!"

Y la cosa no termina ahí. Yo admito, llamar a las mujeres "geva", "gevita", "nena", e incluso "yegua" ha formado parte de mi vocabulario desde que he descubierto la belleza del sexo opuesto. Pero hay algunos motes que son realmente humorosos, amén del famoso "culito": "mamis", "mangos", "manguitos"... Y no sólo eso, están los despectivos, aunque yo jamás entendí cómo fue que la hembra del mejor amigo del hombre y el animal símbolo de la astucia pasó a ser un insulto para las mujeres.

Desafortunadamente para estos "machos de peloenpecho", muchas mujeres venezolanas también tienen un órgano que no es tan fielmente idolatrado como las partes sexuales de su organismo: su linda cabecita. Cada vez son más mujeres que simplemente dicho, no se la calan, y ya ni siquiera el tan cariñoso "mami" es aceptado como mote cariñoso. Mi novia es una, eso sí: ni "mami" para ella ni "papi" para mí (gracias a Dios). (No, no se van a enterar cómo nos decimos, jejeje.)

Pero para desgracia de aquellos que preferimos tratar a nuestras mujeres con un mínimo de respeto, son muchas las mujeres que no sólo se la calan; pareciera que lo invitaran. Están las que saben que son "la otra" --y ni siquiera la única otra, sino una de muchas-- y lo aceptan. Casi que lo celebran. Están las que están en la opción inversa: saben que el hombre tiene otra(s), y se hacen las locas. Están las que no sufren el cacho, pero el mayor gesto de cariño que han recibido son los buenos días. Y por último, está el pobre grupo que escogió andar con el tipo que ellas "provocan" para pegar, aunque ellas entiendan que se lo buscaban. Malas mujeres, que no entienden el estrés bajo el que está el pobre cavernícola... Con tal que no las mate...

Sólo imagínense por un momento que la cosa del "culito" fuera al revés. Marcela llama a Carolina: "Amiguis, ¿en qué andas?" "Nada, chama, aquí, con un huevito..."

Cierto, se oye horrible, pero en nuestra extraña idiosincracia, si alguien es un "huevito" eso quiere decir que es muy apto en su asunto. Pero si se toma literal, entonces el tipo se acomplejaría, porque está atentando contra el tamaño del apreciado miembro. Ah, entonces hay que idearse esto al revés:

Marcela: "Amiguis, ¿en qué andas?" Carolina: "Nada, chama, aquí, con un HUEVÓN..."

Hmmm... Como que no, ¿verdad?

Muchachos, llamar a una mujer "un culito", a menos que sea echando vaina (lo otro por lo que somos etiquetados los venezolanos), indirectamente los revela como que lo único que quieren es, para usar la misma palabra, "culear". Mientras no hay nada intrínsecamente malo con eso (Dios sabe que a todos nos gusta un bamboleo horizontal de vez en vez), mientras sigan mandando esas señales a las mujeres del país --mujeres que cada vez son más desconfiadas de los hombres-- los que van quedando cada vez peor son ustedes. Es cierto, siempre habrá alguna pobre pendeja que no aprenderá y seguirá recibiendo coñazos sentimentales hasta que se conviertan en un hombre con tetas, que tratará al pobre idiota que caiga en sus manos de la misma manera que la trataron a ella, y se dará cuenta que esa sí la quería, pero ya es demasiado tarde porque el tipo anda con una que sí le dio la oportunidad.

Así que a ustedes, idiotas que prefieren salir con un culo con piernas, que se divieratn: papá se queda con el paquete completo, ese regalo (ciertamente a veces insoportable pero siempre regalo) que Dios nos dejó: una MUJER.

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500 años de mujeres en el arte. Dios las guarde

Encontré esto de casualidad, y es sencillamente espectacular. Un pequeño recordatorio que, no importa cuánto nos vuelvan locos, cuánto peleemos, no hay nada más hermoso que el rostro de la mujer amada.

ACTUALIZACIÓN: Encontré una página que da la lista completa de las imágenes que aparecen, incluyendo un link para ver los cuadros completos. Busquen aquí: http://www.maysstuff.com/womenidmain.htm

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